sábado, 21 de marzo de 2015

Palabra AZAR y fragmento de la canción "DREAM AWAY"

¡Queridos lectores!

Esta vez venimos con retraso por motivos temporales, pero aquí están los Latidos del mes de Marzo.

La palabra escogida esta vez ha sido: Azar.

Y la frase, un fragmento de una canción que le encanta a esta que os escribe. La canción se titula "Dream Away", del disco Impulses, trabajo en solitario del guitarrista sueco: "Christopher Amott". Lider de la banda Armageddon, y ex-Arch Enemy.

https://www.youtube.com/watch?v=8DTrR1MLSVE&spfreload=10

Tanto Eduardo como yo, esperamos que os gusten las creaciones basadas en la palabra Azar y en el fragmento de Dream Away.

¿Qué pensáis del azar y de los Sueños?

¡Un abrazo!

+ Azar, definición de la Rae:

(Del ár. hisp. azzahr, y este del ár. zahr 'dado1'; literalmente 'flores').
1. m. Casualidad, caso fortuito.
2. m. Desgracia imprevista.
3. m. En los juegos de naipes o dados, carta o dado que tiene el punto con que se pierde.
4. m. En el juego de trucos o billar, cualquiera de los dos lados de la tronera que miran a la mesa.
5. m. En el juego de pelota, esquina, puerta, ventana u otro estorbo.


LAS LABORES DEL AZAR

Acaricia nuestras decisiones,
agujerea deseos, ensancha placeres,
pervierte ideas, oxida ilusiones,
lima asperezas, dosifica alfileres,
reemplaza olores, siembra rupturas,
agita dudas, esconde tesoros,
facilita uniones, dificulta excusas,
esquiva culpas, desnuda escombros,
ansía brújulas, perdona errores,
sana escozores, nubla palabras,
revuelve camas, olvida amores,
recuerda fechas, destapa mantas,
anida presos, libera ruegos,
muestra abismos, espanta cruces,
seduce a las musas del fuego,
convierte en hielo lo que no se pudre.

-Eduardo José Villanueva-


AZAR

¿Qué hay de azar en las cosas que nos suceden? ¿Cuántas veces hemos dudado entre el azar y el destino? 

Soy de las que cree que el azar es únicamente un puñado de probabilidades de que las causalidades dejen paso a las casualidades, para así aparecerse frente a nosotros como si nada en nuestra vida estuviese planeado.

Como seres humanos con ansias de libertad, nos gusta pensar que el azar forma parte de nosotros, de nuestro día a día. Que las causalidades no existen porque somos nosotros quienes tomamos las decisiones.

Y sin embargo, desde que comenzamos a crecer escuchamos a nuestro alrededor eso de que nuestro destino ya está escrito desde el momento en el que nacemos.

Aunque nos guste sentirnos sorprendidos. ¿Cuánto hay de azar en nuestras vidas?

Puede que nuestras decisiones marquen nuestro futuro más inmediato. Pero si los hilos del destino ya han sido tejidos por las nornas, poco o nada podremos hacer para escapar de ese camino anteriormente marcado.

El azar entonces se difumina, y nos llegamos a preguntar ¿qué significan realmente esas probabilidades? En ese momento las casualidades se disfrazan de un matiz distinto, e incluso nuestra propia libertad es vista de otra manera. 

Si algo me ha enseñado la vida es que el azar total no existe. Que todo en la vida sucede por algo, a consecuencia de algo, para una finalidad. 

Todo es consecuencia de determinadas acciones, y aunque no queramos que algo nos suceda acontecerá sin que podamos evitarlo si es así como tiene que suceder. No hay azar en la vida cuando las papeletas de la rifa ya han sido entregadas de antemano.

¿Con quién cruzamos miradas, con quién hablamos, a quién descubriremos al cruzar una calle en vez de otra, con quién entablaremos una amistad y en qué momento, a quién diremos adiós?

Todas esas cosas que parecen triviales y dependientes de nuestra decisión, al final acaban siendo un cúmulo de posibilidades que alguien ha colocado en nuestro camino. Sí, somos nosotros quienes hemos decidido mirar o no mirar, hablar o no hablar, cambiar de camino o elegir el de todos los días, pero alguien habrá movido primeramente los hilos para que esas posibilidades se den. O al menos es así como a mí me gusta pensar.

Algunos lo llamarán Dios, otros Naturaleza…

A mí me gusta imaginar que son esas estrellas que vemos a lo lejos cuando alzamos la vista hasta al cielo, las que nos vigilan y nos conducen por el camino correcto. Esas pequeñas porciones luminosas del cosmos, llenas de energía y que mueven nuestra energía.

¿Azar o destino?

Un poco de cada.

Y entonces, al reflexionar sobre el destino, recuerdo una serie de televisión llamada Touch, en la que todo estaba enlazado. Y recuerdo la teoría de los seis grados de separación todos los seres humanos están unidos por unos hilos a determinadas personas, que a su vez están unidas a otras personas, sea cuál sea su lugar de origen, y que por esta razón, a lo largo de su vida se cruzarán con otras personas aunque en un principio pueda parecer que no tienen nada que ver entre sí. Entonces el mundo deja de ser una gigantesca bola para convertirse en un pequeño pañuelo donde todo puede suceder, donde hasta las personas más dispares pueden encontrarse. 

¿A consecuencia de qué? ¿Quién mueve los hilos? ¿Quién nos regala las posibilidades? ¿Quién reparte las papeletas de la rifa?

Habrá que preguntarle a la ciencia.

¿Azar o destino?

A mí me gusta pensar que son las estrellas del cielo, tan luminosas y llenas de energía, las que mueven mi energía y me conectan con otras personas. De mi silueta salen hilos de colores que se entrelazan con otros hilos. Gracias a estos hilos hasta los sueños más inalcanzables pueden obtenerse si sabemos abrir bien los ojos.

-Octubre-


 +DREAM AWAY:

“Dream away, far from today…

Close the door, turn out the lights,

Nothing more to do or say…”

Dream Away – Christopher Amott


UNA VEZ MÁS

      Arrugué la hoja con ira y resentimiento. La frustración me ayudó a lanzar con violencia, a la papelera, el despojo que mis manos destrozó. La misma furia que me empujó a colocar las palabras en el papel, me incitó, minutos después, a deshacerme del desecho. Buscando un motivo para escribir encontré una razón para el silencio.


     Huir de la pantanosa realidad y adentrarse en la elaboración de la mentira acarrea un coste. Dentro de ese coste, que no tiene un valor inmutable (pues se ensancha o aminora en función del momento y del objeto diseminado) podemos encontrar el diálogo con el fracaso. El diálogo, a veces, es un monólogo del que tú solo eres receptor, otras, en cambio, esa conversación se puede prolongar hasta acabar en una encarnizada lucha o en un arrebato sexual que, en este caso y en todos los demás, es en esencia lo mismo.

      Romper mi escrito me hizo, una vez más, subrayar mis límites. Observar la hoja arrugada en la papelera me hizo acordarme de todas esas cosas inútiles de la vida, que nos rodean y configuran nuestra existencia y su contorno.

      Fue entonces cuando apagué la luz y cerré los ojos. Ya no hay nada que hacer ni decir.

-Eduardo José Villanueva-


DREAM AWAY

Mi mente vuela tan lejos que he dejado de estar en este mundo para estar en otro distinto. Vuelo entre las nubes de la reminiscencia. Sueño. Recuerdo momentos que ya no volverán.

Cuando las luces se apagaban y solo estábamos tú y yo. Cuando la ciudad estaba en calma y nosotros danzábamos desenfrenados entre gemidos, besos, caricias y gotas de sudor tibio. Después el mundo seguía girando mientras los dos nos mirábamos atentos, contando los latidos de nuestros corazones, deteniéndonos en ellos, sosteniéndolos entre nuestras manos.

Ahora vuelo entre pensamientos. Estoy sola. No todos los amores duran eternamente. Tu lado de la cama permanece vacío y frío. Te extraño. Te necesito. Y tú no estás aquí. Sueño, y sigo soñando, muy lejos de aquí.

Tus manos acarician mi piel, tus dientes muerden mis labios, mi cuerpo se deshace bajo tu cuerpo, y tras un escalofrío…tiemblo.

Todo parece tan real… Pero es solo un sueño dentro de un sueño.

Y mientras el presente avanza no puedo hacer otra cosa que recordar, absorta entre las nubes de la reminiscencia. Implorándole al viento que vuelvas. Quizás, en estos momentos en los que suplico, tú también estás pensando en mí. Sería bonito. ¿Lo estás? Quizás.

Te echo de menos. Te necesito. Te ansío. Y a cada lágrima derramada me marchito un poco más.

Afuera, los copos de nieve siguen deslizándose con su vaivén lento y ondeante. Acariciando la verde hierba con su delicado manto, cuajando sobre ella. Impregnándolo todo con su tristeza blanca y radiante.

Te echo de menos. Suspiro y te sigo extrañando. Suspiro e impregno de vaho el cristal de la ventana del salón. Suspiro y lo empaño con sueños que ya no volverán.

Y cierro la puerta de mi corazón, apago las luces de mi alma, porque en esta mañana gris ya no tengo nada más que decirle al viento.

Mientras, en mi taza preferida, el café humea y se va quedando frío entre mis manos. Sueño…Te sueño…Muy lejos de aquí…


-Octubre-

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